…porque lo nuestro es pasar…

Blog sin objetivo alguno destinado a ser leído en ratos muertos por nómadas y exiliados de vocación que no saben "quoi faire dans la vie".

viernes, 11 de febrero de 2011

CALAFATE: EMPIEZA EL GORRONEO

Como podéis ver, ya casi en Calafate, ya estaba realmente en el quinto coño, pero madre mía la de kilómetros que aún me quedaban para llegar el culo del mundo. Eso sí, del Chaltén a Calafate llegué en un plis, sólo 3 horitas, que en distancias patagónicas sería como ir a casa del vecino.



En Calafate empecé mi periplo de gorrona alojándome a través de Couchsurfing, una web donde la gente ofrece su casa para alojar a los viajeros de gratis. Matías, mi "couch" me vino a buscar a la terminal advirtiéndome de que en la casa había 2 gorrones más (una gabacha que viajaba en autostop y un gringo que había venido en moto desde Alaska) y que estaba todo hecho un quilombo (mmm más o menos las mismas condiciones que en el Village hostel donde trabajé).

Matías es un loco que se largó de su ciudad con 400 pesos con destino a cualquier lugar donde le llegara ese dinero para el pasaje. Al llegar a Calafate, con los 20 pesos que le sobraban se fue a impirimir un CV a un cibercafé, donde casualmente le ofrecieron su primer trabajo y su primera casa en la ciudad.

El tío ya ha alojado a unos 300 viajeros en 3 años: santa paciencia el hombre para ser hospitalario y amable con todo tipo de turistas colgados y gorrones, como algunos de los que vi pasar esos días. ¿Qué "beneficios" saca de todo esto?:

-Los huéspedes le cocinan, de lo que yo también me beneficié,
-Intercambia música: yo le "regalé" el mítico clip de "Hay que venir al sur" y las obras maesras de Delfín, cosa que él y un amigo suyo profesional de la edición de video apreciaron y agradecieron con lágrimas en los ojos.
-Otros limpian su casa, como la germana de origen italo-argentino que odiaba Alemania y que impuso una dictadura de la limpieza (no étnica) nada más llegar.

Aquí abajo tenéis al gringo motorista y a Matías haciendo el aguante hasta las 3 de la mañana para llevarme a la Terminal de Omnibús. Lo que no tengo son fotos de cuando me dejé las llaves dentro de la casa y tuve que realizar un allanamiento de morada por la ventana.



Y ahora sí, llegan las fotos para joder, no os impacientéis. Las primeras son las del glaciar Perito Moreno, adonde llegué en autostop. En la ida me llevó una pareja de porteños que enseguida me delató e identificó como turista en la entrada del Parque , así que tuve que pagar el precio de extranjera. A la vuelta volví a dedo con una cachonda familia de evangelistas, que seguro que en la entrada me habrían hecho pasar por pingüino si hubiera hecho falta.



¿A qué jode, eh? El pobre chico que se pasaba 8 horas en la entrada con su ipod diciendo "Bievenidos, por favor, vayan a la derecha, el parking está a 50 metros" me explicaba que había visto a mucha gente llorar al ver el glaciar.

En el blog de "la vida en chanclas" de Matt e Irene tenéis un video de uno de los desprendimientos que los hijosputa pudieron ver y grabar (lo iba a publicar aquí, pero tengo miedo de que me apliquen una Ley Sinde o algo así)





Y os preguntaréis (o no) quién es el tal Perito que da nombre a tantos lugares. A Perito Moreno lo presentan como un patriota argentino que generosamente donó al país unas cuantas leguas cuadradas (tierras arrebatadas a los indios, claro). Resulta que el patriota era un racista que, sobre los indios mapuches, decía lindezas como: "Es asqueroso el espectáculo que presentan estas terribles viejas, ya borrachas. Estas infernales brujas, repugnantes engendros, degradan la danza saltando borrachas (...) Comen estos indios con tanta suciedad como los cerdos, tienen grasa hasta en los ojos, y el cabello está apelmazado por ella".

Y algunas bucólicas fotitos más:







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