El pasado miércoles 27 de Octubre, para contar uno por uno a todos los argentinos, el gobierno decidió dar a la gente un día de fiesta, obligar a los comerciantes a cerrar (bajo amenazas de multa) y anular todas las sesiones de los psicoanalistas.
Así que el día anterior tuvimos que aprovisionarnos de comida porque no había ni dónde comprar pan ni dónde comer ni ná de ná. Y mientras la Shegua esperaba pacientemente en su casa para cumplir con su deber ciudadano, yo me iba por ahí a "censar" por mi cuenta (que no me fío de los datos oficiales), y su hermanita, yéndose alegremente a la casa de los Bosio en la sierra sin provisiones, tenía que pedir comida al vecino, que no sólo de mate vive el argentino.